¡Lo maravilloso de descubrir el amor de Dios es que viajamos profundo al corazón, al de El y al nuestro! . Abrir las puertas del corazón no sólo significa sentirnos amados emocionalmente por El, abrir las puertas del corazón es mas profundo, es permitirle dar a luz a una nueva manera de pensar. Su amor hace que se rompan las estructuras mentales, que pueda ver más allá, que renueve el agua de esa fuente de pensamientos que se gestan en nuestro interior y nos impulsan a vivir.
En la primera lectura de hoy dice: "...el Señor vio qué grande era la maldad del hombre en la tierra y cómo todos los designios que forjaba su mente tendían constantemente al mal...", el pecado inicia ahí y hace de nuestra manera de pensar un deposito de malos sentimientos y actitudes que nos traen tormentas y diluvios constantes, nos limitan y terminan por ahogarnos.
Seguir a Jesús trae como desafío descubrir que el cambio de realidad viene por dejarnos desarmar la manera cerrada que tenemos de razonar.
"...Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen..." les dice hoy a sus discípulos que habían comido pan hasta saciarse los
días anteriores y ahora sentían miedo y confusión porque se habían olvidado de llevar y tenían un solo pan!. Nos cuesta creer que si El está no nos falta nada!, no cuesta entender que si lo hizo una vez, puede hacerlo de nuevo, nos cuesta entender que no se trata de nuestros límites sino de su grandeza, de su fidelidad, de su amor.
Te pedimos Señor que nos ayudes a poner nuestro corazón, nuestra mente y nuestra confianza total en vos cada día, que ninguna "tormenta", que ninguna "carencia" me inquiete porque si estas conmigo nada me puede faltar.
Alimentemos hoy nuestros sentidos con la Palabra, que da luz y calma toda tempestad.
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