miércoles, 10 de julio de 2019

DIOS TE QUIERE TRIUNFANDO por Malena Ojeda

En la montaña rusa de la vida un día estas arriba y otro abajo, pero lo real es que siempre te devuelve al punto de partida.
Algo de eso experimentó José.
Sus hermanos "mayores" sintieron celos,  envidia, rechazaron el amor que le tenía su padre, porque era "especial" porque su vida tenia algo "más" y ellos se daban cuenta, al punto que planearon matarlo, y aunque no lo lograron, se lo sacaron de encima. Resulta que José siempre fue especial, y de lo más hondo de un pozo terminó en el trono en Egipto con plenos poderes sobre el país al que acudían multitudes azotadas por el hambre. Resalto: ¡multitudes!, en pocas palabras: era el jefe, y seguía teniendo un lugar privilegiado, porque mas allá de lo que fuera, el plan de Dios no cesa, no para!. Pero como es la vida, aunque el hubiera preferido olvidar el pasado, y disfrutar de todo lo que tenía, en un vistazo todo lo devolvió al mismo punto donde sufrió el rechazo, el abandono, el dolor. En un abrir y cerrar de ojos, la multitud le presentó y resaltó rostros concretos; lo volvió a parar ante el dolor escondido.
 Aunque los suyos no lo reconocieron, el no pudo ignorarlos. Imagino una revolución de sentimientos, de pensamientos y de opciones en su interior. Al principio les habló duramente ¿cuántas cosas habrá querido decir?. Pero José era un hombre temeroso de Dios, calculo que esos tres días que se tomó para decidir, fueron una batalla interior y un sin parar de palabras con Dios. Después de esto, y solo después de ese tiempo, logró tener compasión. 
Resulta que aunque queramos huir del pasado, de los dolores del pasado, esa no es la dinámica del reino, no es posible vivir en paz enterrando como muertos a los vivos, en especial si nos hirieron.
No se puede olvidar y dejar atrás la propia historia. Cuando José vio a sus hermanos postrados a sus pies, se confrontó con su identidad, con sus raíces, con su verdad, sobretodo con la parte dolorosa. Y sí, dió el paso, pero necesitó llorarlo, porque Dios hace la obra y nosotros los experimentamos  atravesando nuestra humanidad.
No me canso de decirlo: Dios no es magia, Dios es proceso. Dios te quiere triunfando, pero reconciliado con tu vida y sobre todo con tu pasado, Dios te quiere triunfando, Dios te quiere entero. Ánimo!

Reflexión de la 1 era lectura del 10/07/2019: Libro del Génesis, 41, 55-57;42,5-7.17-24a.-

¡Gracias por leer!

¡Que Dios te Bendiga y María Santísima te proteja!

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